La Asociación Asperger Almería es una entidad sin ánimo de lucro, formalmente constituida el 15 de junio de 2006, e inscrita en el Registro de Asociaciones de la Junta de Andalucía con el número 3774.
La Asociación en los últimos años ha ido creciendo en número de socios/as, siendo el único recurso de la provincia que ofrece la atención especializada y accesible que este colectivo requiere. Somos miembros de la Federación Asperger Andalucía, que a la vez ésta pertenece a nivel nacional a la Confederación Asperger España, donde se trabaja en coordinación por una misma finalidad.
Nuestro objetivo principal es defender y promover la atención especializada de las personas con Síndrome de Asperger – TEA Nivel 1, así como de sus familias.
Nuestra actuación abarca a toda la provincia de Almería, localizada nuestra sede en el municipio de Roquetas de mar, donde desarrollamos proyectos sociales de atención especializada a niños, adolescentes y adultos con SA, al mismo tiempo que facilitamos asesoramiento y apoyo a las familias y defendiendo los intereses de dichas personas.
Así como trabajamos para la sensibilización y el conocimiento de este síndrome entre la población y los profesionales de la educación, salud y empleo, ya que sigue siendo un trastorno desconocido.
Promover la calidad de vida de las personas con Síndrome de Asperger-TEA, facilitando los recursos necesarios para su inclusión plena en la sociedad. Formar y sensibilizar a la población sobre Síndrome de Asperger-TEA, poniendo en valor sus potencialidades Luchar por una inclusión real en todos los agentes de la comunidad (social, educativo, laboral y familiar)
Defender y representar los derechos de las personas con Síndrome de Asperger-TEA y sus familias.
Desarrollar acciones para la intervención terapéutica, psicoeducativa, formativa y social para mejorar la calidad de vida y la integración social de las personas con síndrome de Asperger-TEA y sus familias. Organizar y colaborar actividades formativas para la población sobre Síndrome de Asperger-TEA Promover su diagnóstico precoz.
AMPARO GARCÍA ESCARABAJAL (PRESIDENTA)
CONSUELO BAREA CALVACHE (VICEPRESIDENTA)
ENRIQUE ORTEGA FERNÁNDEZ (TESORERO)
ALEJANDRO TORRES RUÍZ (SECRETARIO)
MARIA TERESA FERNÁNDEZ MARTÍNEZ (VOCAL)
TANIA MUÑOZ MANZANO (VOCAL)
CARMEN MARÍA
CRUZ SANTANDER
Neuropsicóloga.
Máster necesidades educativas especiales.
Máster en deterioro cognitivo.
CAP(certificado de actitud psicopedagógica).
Curso ADOS-2 y ADI-R para uso de técnicas homologadas para el diagnóstico clínico diferencial de los trastornos del espectro autista.
Especialista en intervención psicológica individual y en grupos de niños,adolescentes, jóvenes y adultos TEA.
CHRISTIAN
OYONARTE RAMÍREZ
Psicólogo Genaral Sanitario.
Certificado de actuaciones del mediador familiar.
Curso de especialización en dificultades de aprendizaje en educación infantil.
Especialista en intervención psicológica individual y en grupos de niños,adolescentes, jóvenes y adultos TEA.
BEGOÑA
RODRÍGUEZ NAVARRO
Diplomada Trabajo Social.
Curso especialización en preparador laboral de empleo con apoyo para personas con discapacidad.
Curso Evaluación e intervención en Trastornos del Espectro Autista.
Gestión programa empleo, realización de proyectos y atención familias.
El Síndrome de Asperger (SA) es un trastorno del desarrollo, de base neurobiológica, que afecta al funcionamiento socialy al espectro de actividades e intereses. Está vinculado a una disfunción de diversos circuitos cerebrales. Tomando en consideración que el déficit nuclear del SA es el trastorno de la cognición social, parece razonable atribuir un papel central a la amígdala y a la relación entre la amígdala y circuitos frontoestriados, temporales y cerebelo, estructuras involucradas en el desarrollo de la relación social. Puesto que el SA es un trastorno del neurodesarrollo,comparte características propias de los problemas del desarrollo del sistema nervioso en general.
Las mismas manifestaciones pueden aparecer en cualquier individuo normal. Es fácil entender que los síntomas que se consideran típicos del SA, tales como los problemas para la interacción social, o la falta de flexibilidad mental, son muy comunes entre la población general; y se consideran rasgos de personalidad o una forma de ser, antes que una manifestación patológica. Los síntomas nucleares del SA no difieren cualitativamente de aspectos propios de cualquier individuo, sino que la diferencia está en la expresión exagerada de alguna de estas características, hasta el punto de interferir con la vida social.
Los límites entre el trastorno y la normalidad son muy imprecisos. De acuerdo con la afirmación anterior, se atribuye la categoría de trastorno en base a unos criterios arbitrarios, que no responden a ninguna otra justificación que la de seleccionar grupos de individuos que pueden requerir algún tipo de soporte o tratamiento que les haga más fácil su vida en sociedad y reduzca el elevado grado de insatisfacción que les puede ocasionar su soledad o falta de adaptación. De todos modos, si no se entiende el SA como una dimensión con una distribución continua, no serían comprensibles los nuevos modelos genéticos basados en la transmisión de rasgos cuantitativos.
No existen marcadores biológicos. Si bien los estudios neurofisiológicos, y sobre todo de neuroimagen, están aportando una información muy valiosa respecto a los mecanismos neurobiológicos que determinan las manifestaciones del SA, no hay ninguna prueba biológica que permita diagnosticar o descartar el SA.
Esta característica incide en la arbitrariedad del diagnóstico, basado siempre en criterios que permiten un cierto grado de subjetividad en su interpretación.
Alta tasa de comorbilidad. Debido a la implicación de circuitos córtico-subcorticales y neurotransmisores relacionados con diversos trastornos del desarrollo, no es extraño que el SA esté asociado a otros trastornos del neurodesarrollo, en los cuales están implicadas las mismas estructuras neurológicas y los mismos neurotransmisores.
No existen unos límites definidos entre unos y otros trastornos. Ocurre con frecuencia que, según el profesional que atienda un paciente con SA, se pueden dar diagnósticos distintos al de SA. Aunque no siempre, en algunos casos esta ambigüedad diagnóstica puede estar plenamente justificada, pues un mismo paciente puede compartir criterios diagnósticos de dos o más trastornos del neurodesarrollo; de tal modo, que resulte casi imposible establecer con rigor el diagnóstico de SA u otro trastorno, como puede ser el Trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TAD-H) o el Síndrome de Tourette (ST).
Para entender tanto el SA como sus procesos comórbidos es necesario abordar los mecanismos cognitivos subyacentes al nivel más simple. Es preciso aproximarnos al conocimiento del funcionamiento del cerebro del niño con SA, para ver cómo ciertas disfunciones se aproximan o coinciden con disfunciones propias de otros trastornos. Las modernas aproximaciones cognitivas al SA, de forma prácticamente unánime, hacen referencia a las funciones ejecutivas derivadas de la actividad del córtex prefrontal y estructuras vinculadas al mismo (amígdala, cerebelo, lóbulo frontal).
Comorbilidad del Síndrome de Asperger En la mayoría de los casos de SA las manifestaciones más importantes se ubican en el plano cognitivo y conductual, con unas características bastante específicas. Sin embargo, en una parte importante de niños con SA, existe comorbilidad con otros trastornos.
Las manifestaciones comórbidas que pueden asociarse al SA se resumen a continuación:
Torpeza Motora
Trastorno del desarollo de la Coordinación Síndrome de Tourette
Trastorno Obsesivo-Compulsivo Trastorno de Déficit de atención-Hiperactividad
DAMP Trastorno específico del lenguaje
Dislexia
Hiperlexia Trastorno
Semántico-Pragmático Trastorno del aprendizaje no verbal Depresión
Ansiedad
Alteración cualitativa de la relación social, manifestada al menos por dos de las siguientes características:
1. Importante alteración del uso de múltiples comportamientos no verbales, como el contacto ocular, expresión facial, posturas corporales y gestos reguladores de la interacción social.
2. Incapacidad para desarrollar relaciones con compañeros apropiadas al nivel de desarrollo del sujeto.
3. Ausencia de la tendencia espontánea a compartir disfrutes, intereses y objetivos con otras personas (por ej., no mostrar, traer o enseñar a otros objetos de su interés).
4. Ausencia de reciprocidad social y emocional.
Patrones de comportamiento, intereses y actividad restrictivos, repetitivos y estereotipados, manifestados al menos por una de las siguientes características:
1. Preocupación absorbente por uno o más patrones de interés estereotipados y restrictivos que son anormales, sea por su intensidad o por su objetivo.
2. Adhesión aparentemente inflexible a rutinas o rituales específicos, no funcionales.
3. Manierismos motores estereotipados y repetitivos (por ej., sacudir o girar manos o dedos, o movimientos complejos de todo el cuerpo).
4. Preocupación persistente por partes de objetos.
El trastorno causa un deterioro claramente significativo de la actividad social, laboral y otras áreas importantes de la actividad del individuo.
No hay retraso general del lenguaje clínicamente significativo (por ejemplo, a los dos años usa palabras sencillas, a los tres frases comunicativas).
No hay retraso clínicamente significativo del desarrollo cognitivo ni del desarrollo de habilidades de autoayuda propias de la edad, comportamiento adaptativo (distinto de la interacción social) y curiosidad acerca del ambiente durante la infancia.
No cumple los criterios de otro trastorno generalizado del desarrollo ni de esquizofrenia.
Déficit en la interacción social, al menos dos de los siguientes:
a. Incapacidad para interactuar con iguales
b. Falta de deseo e interés de interactuar con iguales
c. Falta de apreciación de las claves sociales
d. Comportamiento social y emocionalmente inapropiados a la situación.
Intereses restringidos y absorbentes, al menos uno de los siguientes:
a. Exclusión de otras actividades
b. Adhesión repetitiva
c. Más mecánicos que significativos
Imposición de rutinas e intereses, al menos uno de los siguientes:
a. Sobre sí mismo en aspectos de la vida
b. Sobre los demás
Problemas del habla y del lenguaje, al menos tres de los siguientes:
a. Retraso inicial en el desarrollo del lenguaje
b. Lenguaje expresivo superficialmente perfecto
c. Características peculiares en el ritmo, entonación y prosodia
d. Dificultades de comprensión que incluyen interpretación literal de expresiones ambiguas o idiomáticas
Dificultades en la comunicación no verbal, al menos uno de los siguientes:
a. Uso limitado de gestos
b. Lenguaje corporal torpe
c. Expresión facial limitada
d. Expresión inapropiada
e. Mirada peculiar, rígida
Torpeza motora:
Retraso temprano en el área motriz o alteraciones en pruebas de neurodesarrollo.
Creador de pictogramas
Libros sobre el Síndrome de Asperger
Federación Asperger España
Gran variedad de recursos gráficos y materiales
Guía en PDF para intervención en la escuela
Artículos y videos muy útiles sobre gestión de emociones
Programa de intervención para el desarrollo de la competencia cognitiva en personas con S.A.
200 consejos y estrategias: educando a niños con S.A